Resultó que el misterioso mechón de pelo, que en junio de este año se encontró en manos del escritor británico E. Benfield y su amigo R. Horsey, durante varios años en busca de Bigfoot, no pertenece al legendario Bigfoot, sino a un caballo ordinario.
Los amigos llevan 4 años viajando por Myanmar, Bután, India y Nepal recogiendo historias locales sobre Bigfoot y planean producir una serie radiofónica dedicada a la búsqueda. Un mechón de pelo de 15 centímetros que se creía pertenecía a un Bigfoot acabó en manos de Benfield en el Parque Nacional Sakteng de Bután.
Benfield envió la mitad del mechón a la bióloga S. Lindquist, en Estados Unidos. Ella y su equipo realizaron un análisis genético y descubrieron que la hebra pertenecía a un caballo de la raza de montaña Altai.
La bióloga ya participó en el análisis del ADN de nueve muestras de pelo, que supuestamente también pertenecían a Bigfoot, y llegó a la conclusión de que ocho de ellas pertenecían a un oso, y una – a un perro.