Alimentos enlatados
Los alimentos enlatados tampoco son tan inocuos: la mayoría de las latas están recubiertas de bisfenol-A (BPA), que se ha demostrado que altera genéticamente las células cerebrales de las ratas. Mejor optar por frutas y verduras frescas o ultracongeladas sin aditivos.
Definitivamente, la salud del tracto gastrointestinal no mejorará con el uso de encurtidos utilizados para enlatar tomates, pepinos, coles y otros productos vegetales. El vinagre contenido en la solución provoca irritación de la mucosa del tracto gastrointestinal, favoreciendo la inflamación crónica. Si la concentración de vinagre es demasiado alta, puede aparecer una quemadura química en la mucosa, que se considera precursora de neoplasia.
Dulces y encurtidos
Consumir demasiado azúcar está relacionado con la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Azúcares como la fructosa, la lactosa (el azúcar natural de la leche) y la maltosa provocan varios tipos de cáncer, entre ellos el de mama. Una opción más sana es la miel. La miel tiene un alto contenido en azúcares, pero el producto de las abejas no contiene sustratos modificados genéticamente ni aditivos nocivos.
Aunque no se ha demostrado una relación directa, existen pruebas de una correlación entre la abundancia de dulces en la dieta y la tumorigénesis.
Un estudio sanitario de más de 100.000 personas que consumían azúcar mostró una asociación con un mayor riesgo de cáncer.
Las propiedades cancerígenas se atribuyen al jarabe de maíz de alta fructosa, que se añade a casi todos los productos de confitería.
Con la sal no todo es inequívoco, no se han encontrado pruebas convincentes de su influencia en la aparición de tumores.
Sin embargo, existen pruebas de que niveles elevados de sodio pueden interferir en el tratamiento de personas diagnosticadas de cáncer. Las investigaciones sugieren que la presencia de sodio en vías químicas clave puede desplazar a los fármacos quimioterapéuticos utilizados para tratar el cáncer de mama.
Bebidas alcohólicas
El consumo excesivo de alcohol se ha relacionado desde hace tiempo con la cirrosis hepática. Esta enfermedad aumenta el riesgo de carcinoma hepatocelular. El alcohol también puede desempeñar un papel en otras localizaciones del cáncer: tracto gastrointestinal, páncreas.
Muchas mujeres se sorprenden al saber que unas pocas raciones de alcohol a la semana pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama. El etanol afecta a los niveles de estrógenos al cambiar la forma en que se metabolizan en el organismo.
El riesgo aumenta con la cantidad de alcohol consumido. Las mujeres que beben de forma moderada o excesiva son las que corren mayor riesgo.
Grasas saturadas
Los estudios sugieren una relación entre el consumo de grasas saturadas y el cáncer de mama, la progresión de la tumorigénesis. Está plenamente demostrado el efecto deletéreo de los ácidos grasos monoinsaturados sobre el metabolismo del colesterol, que se manifiesta en daños vasculares ateroscleróticos y en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Las grasas marginales proceden de la carne roja, los productos lácteos, los alimentos precocinados y algunos tipos de aceites. Un ejemplo es el aceite de palma, que permanece sólido incluso a temperatura ambiente. Entre las opciones para sustituir los alimentos ricos en grasas saturadas se encuentran el aceite de oliva y los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (como ciertos tipos de pescado).
Suplementos dietéticos
Resulta que los suplementos dietéticos no siempre son beneficiosos e incluso pueden perjudicar a un paciente diagnosticado de cáncer. Se realizó un estudio en ratones de experimentación en el que se examinó el efecto de los antioxidantes N -acetilcisteína (NAC) y glutatión (GSH) sobre la formación y el crecimiento de tumores. Los resultados indicaron que los antioxidantes exógenos, al reducir los niveles intracelulares de AFC (especies reactivas del oxígeno) e inducir la expresión de TMBIM (inhibidor transmembrana), favorecen la formación del carcinoma hepatocelular, el crecimiento tumoral y contrarrestan el efecto terapéutico de los fármacos utilizados en el tratamiento de esta neoplasia.